Atada a la casa durante semanas, yo oré que de alguna forma, incluso en esta situación, de algún modo Yo pudiera ser útil a Dios. Justo entonces, el timbre sonó... 


'Yo los traeré a tu puerta' 
(Una Verdadera Historia) 

   
  por Diane Dew                                       English                         © 2000 por Diane Dew 

Mientras estaba pasando por meses de quimioterapia el año pasado, además de sentirme muy mal, físicamente, yo me sentía sumamente aislada y frustrada de no poder salir de la casa, incluso ni para ir a la iglesia, porque mis cuentas eran tan bajas. ( La Quimioterapia reduce la cuenta de la células blancas a niveles peligrosos, por momentos, haciéndote, susceptible a contagiarte de algo - sin las defensas contra las infecciones más simples.) yo estaba tan hastiada de estar en la casa. 

Un día, mientras me acostaba en la cama (eso era casi todo lo que mis energías podían hacer), yo oré que de alguna forma, incluso en esta situación, de algún modo yo pudiera ser útil a Dios. (El enemigo había estado utilizando todos los tipos de tácticas engañosas a mi mente para hacerme sentir inútil, etc. - probablemente un efecto lateral de las drogas.) yo no podía ni siquiera dar testimonio a las personas, y pensé; ¡Yo estaba "atrapada" en casa! En mi desaliento, Dios me habló - no audiblemente, pero en mi espíritu - y dijo: "Yo los traeré a tu puerta." Era tan real; Que comencé a dar gracias al Señor. 

Justo entonces, el timbre sonó. Parados afuera estaban tres muchachos, temerosos y buscando las palabras. Sus edades oscilaban entre los 10 y los 13 años. "Gusta comprar una barra de chocolate?" pregunto uno de ellos. Era algún tipo de campaña para recolectar fondos para su escuela, ellos dijeron. que yo no quería dulces y que yo no tenía dinero extra porque yo había estado sin trabajo durante meses. "No, gracias," les dije; "Yo no como dulces." Ellos se retiraron y yo cerré la puerta. 

De repente yo me sentía afligida en mi espíritu. Yo comprendí que yo había perdido una ¡oportunidad! me levante rápidamente y regresé a la puerta. Los tres muchachos estaban caminando calle abajo - y yo los llamé . (A estas alturas, no me importaba que tan ridícula yo me sentía o parecía; Yo supe que yo tenía que hablar con ellos, que DIOS los había enviado a mi puerta.). Levanté mi brazo, e hice señales para que ellos volvieran, y ellos regresaron corriendo a mi pórtico. Yo les dije que yo realmente no queria una barra del chocolate pero que les compraría una - que lo que yo realmente quería era decirles la cosa más importante que cualquiera pudiera decir les en sus vidas. 

Ellos escucharon atentamente cuando yo comencé a compartirles el amor de Jesucristo por ellos. Uno de ellos estaba luchando por contener sus lágrimas. 

Yo les dije cómo mi niñez había sido tan difícil, porque yo no sabia que Dios me amaba. Yo les dí un tratado de mi testimonio, de cómo yo encontré a Jesús a la edad de 16 años mientras yo contemplaba suicidarme. Ellos prometieron leerlo. 

Fue el primero de muchos encuentros con los tres muchachos. En su segunda visita, ellos volvieron con el tratado en la mano, roto y maltratado - y dijeron haber leído "la historia" (mi testimonio). parecía como si ellos lo acababan de leer, porque ellos parecían haber estado llorando. "Nosotros también se lo leímos a nuestro primo," dijeron, porque él estaba en el pueblo visitandolos y quedándose con ellos. 

La siguiente vez que ellos regresaron les dí a cada uno un pequeño folleto del Evangelio de Juan. y otra vez ellos volvieron "sólo para visitar," dijeron - pero comenzaron a exponer sobre sus problemas familiares. Cuando ellos me visitaban, nosotros orábamos, discutíamos todo tipo de temas - incluso el aborto. (Ellos estaban espantados que semejante cosa pudiera ser legal!) yo supe que Dios tenía algún tipo de plan especial para cada una de su vidas. 

Las Semanas pasaron, y los tres muchachos no regresaron por un buen tiempo. Yo comencé a preguntarme lo que estaba pasando en sus vidas y seguí orando a Dios para que los mantuviera alejados del maligno, los próximos años traerían presiones y todo tipo de nuevas tentaciones. Quizá ellos se habían mudado a otro barrio, me preguntaba. 

Un día mientras viajaba en el autobús de la ciudad como a una milla de mi casa, yo le pedí a Dios que me mostrara que ellos estaban bien - yo no podía creer lo que mis ojos veian cuando el autobús ¡se acercaba a la próxima intersección - y allí estaban, cruzando la calle! 

¡Sí, Dios puede traerlos incluso a nuestras puertas! Nuestro desafío es estar "siempre 

(listos) a tiempo y fuera de tiempo," para tener una palabra de aliento "para todo aquel que está cansado" - y para ser obedientes a tomar todas las oportunidades presentadas a nosotros en nuestras vidas diarias. Estoy convencida de que muchas de tales oportunidades se nos pasan todos los días, si nosotros tan siquiera las reconociéramos. 

Copyright © 2000 by Diane S. Dew

To Diane's MAIN PAGE:  (English) | (Spanish)

Many thanks to Cesar Rosales for translating this story!